Al presidente Arce le regalaron certificaditos de quechua, aymara y un diplomado de despatriarcalización y Choquehuanca evadió a la prensa, mientras que Prada recibió un gallo de cumpleaños. Arias pidió paz y dejar los rencores.
EL DEBER
La Alasita (comprame en aymara), fiesta de la miniatura y de los grandes sueños tomó la ciudad de La Paz, sede de Gobierno. Por unas horas, se dejaron de lado los reproches, se calmaron los odios y el aroma del palo santo y el incienso junto a los rezos de los yatiris, devolvió la esperanza y los buenos deseos de las autoridades y políticos.
Pero no fue suficiente para unir a actores políticos con posturas ideológicas contrarias ya que el presidente Luis Arce no aceptó la reiterada invitación que le hizo el alcalde de La Paz para que inauguren juntos la feria de la Alasita.
En la plaza Murillo
A la 12:00 de ayer, se abrieron las puertas del Palacio Quemado y salieron el presidente Luis Arce, el vicepresidente, David Choquehuanca y la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, para participar de la fiesta de la Alasita. Les esperaban los artesanos y vendedores de la miniatura. Uno de ellos le regaló a Arce el “Ekeko de la industrialización” como símbolo de desarrollo económico y progreso para el país”.
Con mucha fe y alegría, hoy como cada año acudimos a nuestra tradicional Feria de Alasita en la Plaza Murillo de La Paz. Compartimos un grato momento con nuestras caseritas, compramos billetitos e hicimos sahumar nuestros productos en miniatura, siempre pidiendo mucha salud y prosperidad para todo el pueblo boliviano”, afirmó Arce a través de sus redes sociales.
Además del “Ekeko de la industrialización”, los artesanos le entregaron al jefe de Estado certificaditos de quechua y aymara, otro de un diplomado en despatriarcalización, cuyas “clases empiezan esta semana”. Además, le regalaron varios contratos y canastillas de alimentos, víveres de primera necesidad, billetitos y no podía faltar una gran ch’uspa con billetitos que le colgaron al cuello. Arce también compró varias miniaturas y billetitos de los artesanos que competían entre ellos para que sus productos lleguen a manos de la autoridad.
Choquehuanca y la ministra Prada, que acompañaron a también recibieron las miniaturas. Más allá, le esperaban los yatiris para saumar y ch’allar sus miniaturas. Todo era sonrisas en medio de abrazos y apretones de manos.
Un yatiri de poncho verde con vivos rosas, sombrero y luch’u (gorra de lana) ch’alló y saumó con palo santo e incienso, el Ekeko de la industrialización, las canastitas, billetitos y todas las miniaturas que tenía la autoridad. Entre rezos en aymara y la campanilla para invocar al ‘Dios de la abundancia’, el yatiri ató una lana en la muñeca derecha del presidente Arce como señal de protección.
Pero eso no fue todo. El jefe de Estado le regaló un pintoresco gallo bien saumado y ch’allado a Prada, quien recibió el obsequio con una gran sonrisa. La creencia de Alasita dice que si a una mujer le obsequian un gallo, ella conseguirá novio. Si a un varón le regalan una gallinita es para que consiga novia.
Pero eso no fue todo, la ministra Prada quien ayer estaba de aniversario natal, en medio de la feria también fue agasajada con un “cumpleaños feliz” que le cantaron los feriantes.
“Muchas gracias de todo corazón por las felicitaciones que he recibido por mi cumpleaños. Coincide (la fecha) soy ‘Ekeka’ y justamente hoy me encanta esta celebración”, dijo Prada.
Prácticamente, todos los ministros y viceministros que tienen sus oficinas cerca de la plaza Murillo, salieron a celebrar la fiesta de la miniatura.
Los intensos minutos después de las 12 del mediodía fueron para regalar billetitos de Alasita para que las deudas se paguen, para que el dinero real no falte en las billeteras.
Una de ellas, fue la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, que en la plaza Murillo repartía por doquier billetitos y se topó de frente con el exdiputado opositor Amilcar Barral quien no perdió la oportunidad para pedirle que le diga al presidente Arce que Bolivia está bloqueada.
Alcón, no se inmutó ni incomodó, más bien presurosa le alcanzó unos billetitos a Barral y le estrechó la mano con una sonrisa y listo.
Quien eludió a la prensa y se escurrió al interior de Palacio Quemado fue el vicepresidente Choquehuanca, quien fue sorprendido por la prensa que le preguntó: ¿Cuándo convocará al diálogo que anunció el 22 de enero? Choquehuanca no respondió, y más bien terminó de regalar sus billetitos y se perdió tras los portones del Palacio.
También se vio al ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, quien con una chuspa colgada en su pecho, repartía billetitos, y recorrió los puestos de las miniaturas donde se compró una casita que después hizo saumar y ch’allar.
“Reforzamos nuestras tradiciones con la participación activa de la gente que con fe y esperanza le piden al Ekeko que las miniaturas adquiridas se materialicen en realidad”, afirmo Cusicanqui.
Alcalde Arias
En tanto, en el Campo Ferial del Parque Urbano Central, el alcalde de La Paz, Iván Arias, junto a representantes del cuerpo diplomático inauguró la Feria de la Alasita 2024. No asistió el presidente Arce ni ninguna autoridad del Ejecutivo.
No obstante, el burgomaestre en su discurso insistió en pedir unión, reconciliación y paz para Bolivia. “Que las broncas del pasado no las paguemos nosotros”, dijo como parte de su alocución.
“Mi deseo y del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz es que reine entre los bolivianos la unidad, el perdón y la reconciliación, que nos demos la mano y miremos el futuro, ya los odios, las broncas de atrás ¿por qué tenemos que pagarlas nosotros?”, dijo Arias.
La autoridad recordó la importancia histórica de esta festividad de origen paceño que data desde hace casi tres siglos en el cerco a La Paz de 1781, pero que a la fecha se celebra en todo el país.
“Esta fiesta nació como producto del odio, la confrontación y venganza en 1781 ante los abusos a los indígenas, ante las extorsiones se produjo un cerco a La Paz, que estuvo cercada 109 días, no tenía más de 30 mil habitantes, los indígenas estaban reclamando sus derechos”, rememoró.
Pero la fiesta de la Alasita tiene orígenes precolombinos con las illas, consideradas amuletos de riqueza abundancia y fertilidad. La illa del Ekeko se recuperó en 2014. Se trata de una pequeña figura tallada en piedra de la cultura Pukara que tiene más de 2.000 años de antigüedad.
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