La campaña de verano en el sur del país aún no se inicia. Se prevé sembrar unas 120.000 hectáreas entre maíz, soya y sorgo. En los barrios altos de Potosí y Sucre se corta el servicio de agua potable.
EL DEBER
La falta de lluvias ya pasa factura al sector productivo del Chaco boliviano y pone en apuros a la población que vive en las zonas altas de las urbes de Potosí y Sucre En Tarija, la sequía preocupa a las autoridades.
Desde el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), indicaron que debido a los vientos secos que afectan al occidente y a algunas zonas de los valles y al sur del país, las lluvias, de importancia, que debían darse a mediados de octubre e inicios de noviembre recién se producirán la segunda quincena de diciembre.
En la ciudad de Potosí, la falta de lluvia ha provocado que el nivel de agua de las lagunas del sistema Kari Kari, encargadas de proveer agua para unas 90.000 personas, estén a punto de colapsar y, de seguir esta situación, en marzo de 2023 ya no se tendrá cómo dotar el líquido elemento. Se pudo saber que los barrios de las zonas altas son los más afectados por esta sequía y el corte del servicio.
Una situación similar se vive en Sucre, pues unas 15.000 personas que dependen del caudal del río Cajamarca para contar con agua potable sufren el corte del servicio día por medio.
Vladimir Valda, gerente técnico de la Empresa Local de Agua Potable y Alcantarillado Sucre (Elepas), sostuvo que la sequía que afronta Sucre no se había visto desde hace 10 años y, producto de esta situación, se tiene que recurrir al racionamiento de agua.
En La Paz, si bien no hay racionamiento del agua potable, el alcalde Iván Arias, informó que debido al retraso de las lluvias y a una mayor demanda del líquido, se analiza tomar diferentes medidas para su cuidado.
En principio, descartó recurrir al corte a pesar de que los informes indican que la ciudad solo tiene reservas hasta febrero de 2023.
En Tarija, el gerente de la Cooperativa de Agua y Alcantarillado (Cosaalt), José Luis Patiño, detalló, no sin preocupación, que la demanda de agua se cubre con el funcionamiento de 52 pozos profundos que están en varios sectores de la urbe tarijeña, luego de la reducción de un 30% en el caudal del Rincón de La Victoria.
“A pesar de la sequía, estamos dando el servicio, de agua potable, con continuidad y esperamos que llueva en los siguientes días para recuperar el nivel de abastecimiento, mientras tanto a seguir con el esfuerzo de los pozos”, indicó Patiño.
Impacto en la producción
La escasa humedad en la tierra, de acuerdo con la Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (Promasor) atrasa el inicio de siembra de granos en el Chaco boliviano. La campaña de verano 2022-2023 es incierta.
Mario Moreno, presidente de Promasor, sostuvo que en circunstancias normales la campaña de verano comienza entre la primera y segunda semana de noviembre, pero la falta de lluvias ha provocado que los productores, ante un terreno duro y seco, frenen la siembra a la espera de las precipitaciones pluviales que pongan en condiciones el suelo.
Moreno detalló que, tomando el área de siembra del Chaco cruceño, chuquisaqueño y tarijeño, la superficie a cultivar con granos es de unas 120.000 hectáreas.
“El 80% de lo que se va a sembrar es maíz, luego en un porcentaje menor viene la soya y el sorgo. También tengo entendido que hay algunas hectáreas de maní en el Chaco chuquisaqueño”, explicó Moreno.
La situación es menos preocupante en los Valles cruceños que registra precipitaciones esporádicas que de alguna manera ayudan al sector productivo, así lo indicó Nué Morón, presidente de la Asociación de Fruticultores y Horticultores de Santa Cruz (Asofruth).
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