La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé que la pobreza extrema en el país alcance el 16,8% de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el año pasado, el indicador se situó en 12,9%.
La Cepal calculó que los efectos negativos de la pandemia en la economía del país se traducirán en un incremento en la pobreza extrema en al menos 2,5 puntos porcentuales respecto a la proyección que realizó para 2019 y en 3,9 puntos porcentuales en relación al indicador calculado por el INE para el año pasado.
Esto quiere decir que, para fin de año, cerca de 453 mil bolivianos más habrán caído en la extrema pobreza (según el cálculo de población del INE, de 11,6 millones de bolivianos).
Respecto a la pobreza moderada, el cálculo del organismo señala un 36,1% de los bolivianos será pobre, aproximadamente 4,2 millones de bolivianos.
Este indicador, comparado con lo calculado por el INE en 2019, del 39,2%, muestra un decrecimiento de 1,1 puntos porcentuales, lo que puede significar una movilidad hacia abajo, es decir que las personas consideradas pobres, pasarán a ser consideradas pobres extremos.
“Como resultado de la crisis, habrá una movilidad económica descendente. En 2020, 37,6 millones de personas que en 2019 pertenecían a estratos bajos no pobres caerían en la pobreza y 4 millones en la extrema pobreza”, señala la CEPAL.
Más pobreza en la región
Esta proyección, incluida en el último reporte del organismo internacional señala que el número de personas en situación de pobreza en la región se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en situación de pobreza pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana.
Dentro de este grupo, el número de personas en situación de pobreza extrema se incrementaría en 28,5 millones, pasando de 67,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020, cifra que equivale al 15,5% del total de la población.
“América Latina y el Caribe se encuentra hoy en el epicentro de la pandemia y, si bien algunos gobiernos han comenzado a aliviar las medidas de contención, otros han debido mantenerlas o incluso intensificarlas ante el persistente aumento de nuevos casos”, dijo la Cepal en su informe.
La disminución del crecimiento mundial, así como del consumo y la inversión de vitales socios comerciales como China y Estados Unidos, implican una fuerte contracción de la demanda externa para la región, agregó.
Asimismo, se pronostica un fuerte deterioro de la posición de los estratos medios: 33,5 millones de personas dejarían de pertenecer a los mismos (13% del total de personas que pertenecían a estos estratos) e ingresarían a los estratos de ingresos bajos. En particular, 32,8 millones de personas que antes de la pandemia pertenecían a los estratos medio-bajos pasarían a pertenecer a estratos bajos. De ellos, 2,1 millones caerían directamente en la pobreza o pobreza extrema.
La desocupación
Según datos del INE, el indicador de desempleo en el país llegó a fines de mayo al 8,1% de la población económicamente activa, mostrando un incremento de más de 3 puntos porcentuales respecto del último cálculo, realizado a fines de 2019, cuando esta se calculaba en 4,8%.
Para la región, la Cepal calcula un deterioro de las condiciones laborales en lo que resta del año, tomando en cuenta la caída del empleo registrada hasta marzo, por lo que estima que el índice de desocupación en la región se ubique alrededor del 13,5% hasta fin de año.
“Dado que los indicadores de empleo en los primeros cuatro meses del año ya muestran un deterioro de las condiciones laborales y tomando en cuenta las nuevas proyecciones del PIB, se espera que la tasa de desocupación regional se ubique en alrededor del 13,5% al cierre de 2020, lo que representa una revisión al alza (2 puntos porcentuales) de la estimación presentada en abril de 2020 y un incremento de 5,4 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1%)”.
Esto quiere decir que, en la región el número de desocupados llegaría a 44,1 millones de personas, lo que representa un aumento cercano a 18 millones con respecto al nivel de 2019 (26,1 millones de desocupados).
“Estas cifras son significativamente mayores que las observadas durante la crisis financiera mundial, cuando la tasa de desocupación se incrementó del 6,7% en 2008 al 7,3% en 2009 (0,6 puntos porcentuales).
A esta apreciación, se agrega que la elevada tasa de informalidad laboral hace más vulnerables a los trabajadores frente a los efectos de la pandemia, asimismo, el aumento de las tasas de desocupación, en particular en el comercio y el turismo, golpea significativamente a la fuerza de trabajo femenina, que estructuralmente presenta mayores tasas de desocupación.
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