En el primer semestre de esta gestión, las importaciones de combustibles superaron a las exportaciones de gas natural, un resultado similar a lo ocurrido en 2022 y que tiene que ver en especial con la declinación de la producción nacional de hidrocarburos.
De acuerdo con datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE), de enero a junio de este año las ventas externas de gas acumularon $us 1.070,9 millones, un 33% menos que las compras externas de combustibles y lubricantes, que sumaron $us 1.425 millones.
El reporte detalla que, en relación a similar periodo de 2022, el valor de las exportaciones gasíferas se redujo en 25,1% y que las importaciones de gasolina y diésel bajaron en 4,7%.
El déficit en la balanza energética se comenzó a vislumbrar en 2021, luego de que las compras externas alcanzaran los $us 2.211,4 millones, un monto apenas por debajo de los $us 2.233,3 millones que se obtuvieron por la comercialización de gas al exterior. Ya en 2022, el fenómeno se consolidó, al ascender las importaciones a $us 4.319,7 millones en tanto las exportaciones acumularon $us 2.973,4 millones, según los reportes del INE
El pasado martes, el presidente Luis Arce reconoció que la producción gasífera del país “tocó fondo”.
“Desde el 2014, más o menos, hay una declinación en la producción de gas. Lamentablemente, (esta producción) ha ido cayendo hasta tocar fondo. Nosotros, como Gobierno nacional, estamos invirtiendo harto de exploración para tratar de reconstituir las reservas de gas. Durante todo ese tiempo, no se han repuesto esas reservas de gas y el país no tiene la capacidad de producir más gas”, admitió el jefe de Estado.
Al respecto, el analista financiero Jaime Dunn dijo: “Seamos claros. Todavía no se tocó fondo. El fondo es cero. Y a eso vamos. Eso significaría $us 2.000 millones menos de ingresos por el gas”.
Luego de las declaraciones de Arce, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, ofreció más detalles del plan de reactivación que trabaja la petrolera estatal para revertir la declinación de los megacampos gasíferos.
“Estamos trabajando para revertir la caída de la producción de gas y para que los ingresos no caigan, lo vamos a hacer, probablemente tarde unos tres o cuatro años”, afirmó el ejecutivo en un contacto previo con EL DEBER.
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