LOS TIEMPOS
Las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar el velo pierden fuerza en Irán tras las ejecuciones de cuatro manifestantes, al cumplirse ayer cuatro meses del comienzo de la revuelta que pide el fin de la República Islámica.
Los gritos de “mujer, vida, libertad”, eslogan de las protestas, apenas se escuchan ahora en las calles del país persa. En las universidades, uno de los principales focos de las manifestaciones, los estudiantes ya no desafían a las autoridades.
Los grafitis contra el Gobierno han sido tachados en las paredes de Teherán e incluso están desapareciendo los gritos desde las ventanas por las noches de “muerte al dictador”, en referencia al líder supremo de Irán, Ali Jameneí.
El uso de la fuerza “excesiva y letal” que ha causado cerca de 500 muertes y casi 20 mil detenidos no fue suficiente para detener las manifestaciones.
Las ejecuciones y las sentencias a la horca parece que han tenido éxito a la hora de calmar las calles.
La primera ejecución se llevó a cabo el 8 de diciembre, cuando fue ahorcado Mohsen Shekari, de 23 años. Una segunda ocurrió cuatro días después.
Y otras dos , hace una semana.
Tras las dos ejecuciones comenzaron a disminuir las protestas en las calles del país de forma sustancial.
Comentarios