Suben a 13 los fallecidos y la Policía de Colombia pide perdón.

La cifra de fallecidos en las violentas jornadas de protestas contra la brutalidad policial en Colombia ascendió  a 13 con los recientes decesos de tres ciudadanos más en Bogotá, informaron fuentes oficiales.

Los tres víctimas mortales son Eidier Jesús Arias, de 17 años, quien falleció en el Hospital Meissen; María del Carmen Viuche, que fue atropellada por un autobús que fue robado por vándalos, y otra persona más cuya identidad todavía no se ha logrado establecer, según detalló la Alcaldía de Bogotá.

Con los nuevos reportes, en Bogotá han fallecido en los disturbios diez personas, mientras que en Soacha, localidad situada al suroeste de la capital colombiana, han muerto tres, en las protestas desatadas por la muerte de Javier Ordóñez en un operativo policial en el que los uniformados lo sometieron y  redujeron  con brutalidad.

Horas antes el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dijo que una mujer de 40 años, a la que posteriormente la Alcaldía de Bogotá identificó como María del Carmen Viuche, falleció atropellada por un autobús robado anoche en la ciudad.

Ordóñez murió el miércoles pasado luego de ser sometido con brutalidad y el uso repetido de una pistola eléctrica Táser por dos policías en una calle del barrio Santa Cecilia, en el occidente de la capital colombiana.

A raíz de este caso la Policía colombiana suspendió a dos de sus agentes, un primer paso para apartarlos de la institución y medida extensiva a otros cinco vinculados al caso.

Por otro lado, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, volvió a recriminar a la Policía, no solo por la muerte de Ordóñez sino también por la de diez personas que fallecieron el miércoles después de ser heridas a bala durante las protestas.

“Asesinaron a Javier Ordóñez y dispararon indiscriminadamente a ciudadanos”, escribió la alcaldesa en su cuenta de Twitter, en donde afirmó que los policías «desobedecieron instrucciones expresas y públicas de la Alcaldía” y se preguntó “¿entonces a quién obedecen? Urge justicia, acción y reforma”.

 También hay cientos de heridos entre civiles (209) y uniformados (194), pero no se ha informado de policías atacados a tiros mientras que 66 ciudadanos fueron alcanzados por proyectil.

Nunca antes la policía había sido el foco de la ira social en Colombia. La institución, que está bajo el control del Ministerio de Defensa y que gozó de popularidad durante el conflicto armado, cometió abusos en las protestas de 2019 que se agravaron, según expertos, durante la pandemia.

Esto iba a explotar “en algún momento: la gente desconfía abiertamente de la policía y la policía tiene la noción de que su enemigo es la ciudadanía que sale a manifestarse”, sostiene la politóloga Sandra Borda.

En un intento por aplacar las manifestaciones, reprimidas violentamente, el ministro de Defensa acompañado de los mandos policiales expresó su “dolor e indignación” por la muerte de Javier Ordóñez, de 43 años, hace dos días en un barrio del oeste de Bogotá.

“La Policía nacional pide perdón por cualquier violación a la ley o desconocimiento de los reglamentos en que haya incurrido cualquiera de los miembros de la institución”, dijo el ministro Carlos Holmes Trujillo.

El abogado de Ordóñez aseguró que los policías lo “masacraron” a golpes en el puesto policial adonde lo llevaron tras someterlo en el suelo a repetidas descargas con un arma eléctrica.

Noticias Caracol de Colombia reportó que según el reporte médico, el estudiante de Derecho tenía nueve fracturas en el cráneo y rostro, lesiones en las costillas, quemaduras en el cuerpo -al parecer por las descargas del taser- y el hígado reventado.

Los diez investigadores de la Fiscalía tienen en su poder, además, videos del traslado de Ordóñez en la patrulla y de lo que pasó al interior del CAI. Aseguran que son imágenes “demenciales” por la violenta golpiza que habría recibido la víctima.

La Fiscalía también tiene dos videos  y fotografías de Javier cuando salió de allí y que evidencian el lamentable estado en que se encontraba, como el brutal golpe que tenía en el costado derecho del rostro, exactamente entre el pómulo y la ceja.