Incertidumbre sigue para afectados tras 72 horas de deslizamiento.

Compartir Noticia

Medio centenar de carpas naranjas albergan, cada una, a al menos una decena de personas, todas afectadas por un deslizamiento de tierra en La Paz que en cuestión de minutos les arrebató sus casas, sus vehículos y en algunos casos sus mascotas.

El martes tras una torrencial lluvia un deslizamiento de tierra en las zonas San Jorge Kantutani e Inmaculada Concepción afectó a al menos 164 casas, 68 totalmente colapsadas, 57 desalojadas por precaución, dejando a 180 familias en incertidumbre, según datos de la Alcaldía paceña.

A tres días del trágico suceso, muchos de los afectados siguen en shock o «en medio de una pesadilla» de la que no pueden despertar, ya que no se imaginaban que algo así podía ocurrirles.

Muchos de ellos señalan desde la cancha Figaro, el principal campamento de damnificados, el espacio que ocupaba su casa y hacen un recuento rápido de las cosas que tenían y que ya no están.

A otros de los damnificados solo les queda recordar acongojados el esfuerzo invertido por construir ladrillo a ladrillo ese hogar que ahora «se desvaneció».

Es el caso de Virginia Estrada, quien relató a Efe que vivía en alquiler en un cuarto en la zona de Inmaculada Concepción ydespués de años de ahorro se compró un terreno por el mismo lugar para construir su propio hogar.

Ella ya había comprado los materiales y poco a poco construía su casa, que debía estar lista para junio de este año, pero fue una de las primeras en derrumbarse.

Estrada se enteró del deslizamiento cuando estaba vendiendo comida cerca del lugar y tras la desesperación de sacar algunas de sus pertenencias, se cayó y cojeando no logró recuperar muchas.

Ella junto a sus cuatro hijos y su esposo se quedaron sin nada, pero agradece a Dios que todos están vivos y juntos, a pesar que está con la misma ropa hace 72 horas, recogiendo algunoscolchones donados para que no les haga frío a sus hijos dentro de las carpas.

Estrada vive hace más de diez años en el lugar y desconocía que en la década de 1990 ese espacio aún era un botaderomunicipal, ya que si lo hubiera sabido, no se hubiera comprado ese terreno.

De la misma manera, Wendy Cachi no pensó que podía suceder esta tragedia, según confesó a Efe.

Ella vivía con sus padres cerca de la zona de San Jorge por ocho años y el deslizamiento le quitó además de su casa a sus dos gatos, que cree que se quedaron entre los escombros.

Cachi junto a su familia recuperó algunos muebles y enseres, que están en varias bolsas abultadas dentro de la carpa en la que duermen seis personas de su familia.

«Estamos en shock, no podemos creer lo que nos ha pasado», lamentó la joven.

Su familia creía que esa zona era estable, vieron varias construcciones en el lugar y decidieron quedarse a vivir ahí.

Ahora ella y su familia lamentan esa decisión y esperan una pronta solución para todos los damnificados. Por ahora solo piden algo tan básico como la instalación de duchas.

Esta situación despertó la solidaridad de las personas que van a dejar comida, ropa, enseres de higiene al campamento, pero también comparten tiempo con los niños para jugar entre todos y que despejen su mente.

De la misma manera, el Ministerio de Educación de Bolivia puso un «aula móvil» para que los niños puedan estudiar allí y el Servicio General de Identificación Personal (SEGIP) instaló un punto para que los damnificados puedan sacar un nuevo documento de identidad.

En el lugar del derrumbe, funcionarios de la Alcaldía y de la Policía Boliviana trabajan sin descanso para recuperar animales y algunos enseres, además de buscar a cuatro personas desaparecidas.

Los deslizamientos de tierra en La Paz no son una novedad, pues año tras año suceden, unos de gran magnitud como este y otro más leves, porque el suelo paceño es mayormente inestable.

Sin embargo, algunos de los factores que agravan esta situación son el movimiento de tierras no controladas y los asentamientos ilegales.

Según el alcalde paceño, Luis Revilla, «la gran mayoría de las viviendas no tenían autorización de construcción del Gobierno municipal» y que ese sector está catalogado como «zona roja» al igual que otras 17 zonas de la ciudad.

Según medios locales, en La Paz en los últimos cuarenta años se registraron al menos una cuarentena de deslizamientos, algunos tan trágicos que hicieron desaparecer barrios como el suscitado en 2011 que afectó a miles de personas. 

ElDeber


Compartir Noticia

Comentarios