La industria, el comercio y la manufactura son los rubros formales que más empleo generan en el departamento de Tarija, en ese orden reveló el dato el presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Tarija (Caincotar), Gerardo Aparicio Romero.
Sin embargo, la responsable del proyecto de trabajadores y trabajadoras empíricas de la ONG “Mujeres en Acción”, Celina Tavera, complementó que la construcción y la gastronomía son los sectores informales más demandados por los desempleados para empezar a trabajar.
Según Aparicio los tres rubros mencionados ocupan alrededor del 60 por ciento de los empleos formales en el sector privado, subrayó que en la parte manufacturera es importante la presencia de pequeñas empresas que generan muchas fuentes de trabajo.
“En Tarija, se conoce muy bien la situación económica en la que nos encontramos, pero Caincotar siempre quiso ser propositiva, convertir lo negativo en positivo. Es la única manera de encontrar el camino parar salir de la crisis en la que nos encontramos” sostuvo a tiempo de demandar mayor apoyo al sector empresarial.
Apuntó que se deben lanzar políticas de fomento e incentivo para el empresariado, lo que sería una de las soluciones más importantes a la crisis.
Subrayó estar en contra del empleo informal, más aún dijo que éste lamentablemente predomina no solo en el departamento sino también en todo el país. Aseguró que es necesario que se tomen medidas al respecto, ya que lo informal “provoca una competencia desleal y la única manera de crecer es con igualdad de condiciones”.
Los rubros informales más demandados
Entretanto, Tavera explicó que la gastronomía, la panadería y la construcción son los rubros más demandados por mujeres y hombres para contar con una fuente laboral, pero en todos los casos se trata de trabajos informales, precarios, sin ningún tipo de estabilidad, sin beneficios sociales para todos ellos.
Si bien no quiso hablar de cifras puntuales, se animó a señalar que un 40 por ciento de la población se encuentra en esta situación, generalmente –explicó- son personas migrantes que buscan insertarse en el mercado laboral, pero que deben empezar desde abajo.
Por ejemplo en el caso de los albañiles, éstos empiezan desde muy jóvenes, a los 13 y 14 años. Así dan sus primeros pasos en condiciones de desventaja, muchos de ellos se quedan para ir aprendiendo poco a poco, van ascendiendo y finalmente tienen un oficio. Ya cuando tienen experiencia buscan “agarrar una obra grande”.
En el tema de la gastronomía, que por lo general son las mujeres las que optan por este tipo de empleo, éstas empiezan como ayudantes a lavar platos y después van escalando. Les lleva toda una vida ganar experiencia. Igualmente sucede con los garzones y meseras que tienen que acceder a un trabajo mientras estudian o hasta encontrar algo mejor, por lo general son actividades nocturnas o por eventos, no tienen ninguna estabilidad.
Estas labores se caracterizan por ser estacionales, más aún, no tienen otra opción hasta encontrar un trabajo estable.
Además Tavera explicó que en todos estos rubros, ya sea panadería, cocina o construcción, tienen que aprender continuamente varias cosas nuevas, por ejemplo las cocineras no solo deben saber elaborar la comida normal, también tiene que conocer cómo elaborar comida para diabéticos, igual sucede con los albañiles que deben aprender nuevas técnicas, “la modernidad exige que vayan capacitándose más”, dijo.
INE: La tasa de desempleo más baja
El Director General Ejecutivo del INE, Santiago Farjat, destacó que la tasa de desocupación alcanzada por Bolivia es la más baja de la región. Según resultados de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), al cuarto trimestre de 2018, la Población Económicamente Activa (PEA) en el área urbana alcanzó aproximadamente a 3.730.000 personas, y de este total 159.000 se encuentran desocupadas, representando el 4,27%. Analistas aseguran que esos datos son debatibles, más aún cuando la realidad muestra lo contrario.
ElPaís
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